Un cuestionar elemental nos lleve a preguntarnos por la clase dirigencial y hacerla responsable de lo señalado, pues si consideramos que un dirigente comienza su derrotero no como dirigente sino como integrante de un cuadro partidario tradicional para allí desempeñarse ejerciendo su militancia, es porque no tenga presente que la República ha sido gobernada pendularmente por dos partidos que no han dado solución al desarrollo de la República, a tomar otro curso al actual o aspirar a otro destino al señalado.
Pues ambos partidos, el más que centenario y el de la justicia social, son responsables de la actual situación.
Partidos poseedores de un caudal electoral mayoritario y ese sea "el canto de sirena" que subyugue a esos cuasi dirigentes para su " militar", ya que aquí se inicie una carrera disparada hacia sus futuros personales, al que tras tiempo, perseverancia, ascenso, obediencia, terminen por ser parte de ese cuadro de primera línea aspirando a los cargos electivos y sus diferentes grados como ser presidentes partidarios, pretensión a ser concejales, por supuesto a intendentes y ya en otro nivel, a diputados, senadores, presidentes, funcionarios y cuanto espacio más necesario a cubrir en el estado.
Por lo tanto, los futuros dirigentes para ascender a tal categoría si o si deban abrevar en los caudales doctrinarios e ideológicos de estos señalado partidos, donde se convierten en meros reproductores del folclor político.
Ahora, lo que decimos, ¿es un problema?, si, lo es, porque la falta de opción partidaria está aquí, en estos pseudo dirigentes (decimos pseudos ya que todo dirigente si o si debe romper con lo coyuntural partidario, porque si realmente él posee mirada de dirigente debe mirar hacia el futuro, pensar lo que no es, vivenciar algo distinto para sacar al pueblo, partido, provincia o país del presente estancamiento), pero ellos sólo se ajusten a lo establecido para crecer en ese espacio partidario, en el fondo, el transformar, cambiar, evolucionar solo es parte sabida de un discurso para incautar a aquellos que no pertenecen a la masa cautiva de los partidarios.
Los partidos políticos son estructuras que buscan el poder y al que sólo lo pueden lograr tomando el control del estado nacional, como oficialismo u oposición y para tales fines, la ciudadanía ser el botín electoral al que aspiran conquistar. Una vez instalado ese caudal electoral propio y fijo que manejan, aquellos que piensan vivir a costa de la acción partidaria ingresen a los que poseen mayor caudal electoral, y así, posicionarse tras un consecuente estar, lograr cierta presencia, nombre, visibilidad etc., ocupar cierto nivel e instancia que les permita vivir el resto de sus vidas de los recursos estatales, partidarios y del ámbito mediático.
Estos dirigentes de la carrera partidaria utilicen los recursos ajenos a su propio beneficio, por el cual no tratamos con desinteresados mártires que se inmolan para el desarrollo de la República (nunca los hubo), sino que se trate de individuos que han decidido vivir a costillas de una actividad generadora de fantasías e ilusiones que no son más que los relatos partidarios y del ensalzamiento de algo que en el fondo no creen como es la importancia del pensamiento distinto, del consenso que implica la democracia, del respeto por las instituciones, la justicia social e igualdad de oportunidades, del todos, y del juntos, del ser nacional, cuando el país sufre las consecuencias de medidas y acciones del pendular partidario y que no lo han sacado del estancamiento, la sumisión y del folclor anestesiante partidario.
Entonces, ¿qué decimos?, la falta de cabales dirigentes provoque la ausencia de alternativa partidaria y posicionar a lo que posiciono a Cambiemos, sea el corolario de lo que decimos, para después, volver a posicionar Cambiemos o su analogía, como el siguiente paso a experimentar.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias