Pese a tener ocho secretarias en su gabinete, hace un año que Turismo está acéfala, desde la partida de Marcelo Iglesias, que cubrió una breve sucesión de su antecesor, el electo concejal Emiliano Felice. Y una Secretaria sin titular ha resultado fatal no solo para la falta de decisiones políticas en materia promocional, sino que a lo largo del año los fondos para promoción fueron distraídos para otras finalidades.
Y justo Villa Gesell, que el próximo 18 de enero recordará con dolor los cinco años del asesinato de Fernando Baez Sosa a la salida del céntrico boliche Le Brike y sin seguridad adecuada en la calle, y el 29 cumplirá tres meses desde la caída del Apart Hotel Dubrovnik, una tragedia que costó nueve vidas y dejó al descubierto una trama de descontrol de obras, un intento del Concejo Deliberante de imponer por mayoría un “de esto no se habla” que hoy la Justicia investiga, y una preocupante falta de reacción política adecuada ante la tragedia.
Quedarán en las historia una serie de medidas desacertadas del Gobierno local: expulsar a los turistas de la playa después de las 20.00, perseguir a los jóvenes con música en la playa y otras tantas medias tendientes a buscar una “renovación” del público que nunca llegó, ni siquiera se intentó.
Pero la ciudad de Villa Gesell (es muy distinto el panorama de las localidades del sur, sobre todo Mar de las Pampas), deberá recurrir a su historia, a su ADN turístico para volver a reencontarse con su público, ese que a través de generaciones hay compartido una historia de veranos en “la villa”, “Villa Gesell” o “Gesell” a secas, tal como la nombran los jóvenes de hoy.
La olvidada “Marca Ciudad” fue un proceso anticipatorio de este presente, y quizás la llave que permita abrir nuevas puertas. Lo cierto es que la ciudad soñada por el “loco de los médanos” se encuentra ante otra diyuntiva, un página en blanco que deberá comenzar a escribir.
Amadeo Montenegro, director de Si Gesell y concejal de Juntos (UCR-GEN)
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