Números

El sentido de la nota no es analizar los argumentos más centrados en una sofística para convencer sino para señalar este fenómeno de la representación burguesa al cual se la llama democracia y cuyo sentido de fondo siempre le rondo la cuantificación, un método heredado de aquellas asambleas en la polis griegas.

La argumentación y la votación, parecería que fuere el orden correlativo, porque si he de decidir primero, debo escuchar, después, entender y entonces allí, decidir de acuerdo a mis intereses como…..ciudadano, argentino, partidario, militante…..aunque parezca mentira, usted, no tiene opción a negarse ante las categorizaciones apeladas y que lo definen desde donde elige, porque cívicamente es ciudadano, por supuesto si nació acá es argentino, si no es partidario, pertenece al no partidismo y si pertenece, lo hace como afiliado o militante, sin saber, usted está para votar pero no para decidir ¡qué votar!, tal como lo están nuestros señores senadores y diputados, para votar pero no detrás de la argumentación sino antes de la misma, haciendo de la cantidad la única fuerza que importa para imponer intereses, motivos, valores etc.

La paradoja que implica todo esto es que las razones apeladas combatan a toda contingencia gubernamental, justo en un espacio que por definición, el de gobierno, si o si debe cambiar como parte del devenir democrático, por ello si por ventura se buscara perpetuar detrás de una reforma de la justicia, ¡tal hecho implique una injusticia a la contingencia de todo devenir!, que tanto negaron y niegan los totalitarismos reinantes.

Los totalitarismos siempre se ampararon desde la fuerza de las armas y la de los votos pero en especial de las cantidades, por ello, cada persona puede percibir el espíritu de un totalitario en la brutalidad de la fuerza y en la brutalidad de los votos, y una ves posicionados en el poder, la brutalidad de sus discursos pivotando en la cuantificación de lo que hicieron…….. El totalitarismo democrático tiene su fuerza en el ámbito de lo popular y cuya habilidad a sido darle a lo popular esa sensación de pertenecer, a ser parte de algo, de un proyecto, de un sentido, a participar, y si lo popular lo ha aceptado sin entender lo que hace, culpa le cabe a la oposición que jamás pudo generar un proyecto y cabalmente representarlo, lo popular sin alternativa hace del voto, su medio para soliviar las miserias que padece y habremos de padecer, dice ¡presente! en cada elección, dice ¡presente! a quien lo representa o lo engaña desde la sofística de turno, como supo acontecer en los años noventa en la Argentina, así, lo popular define, es fuerza de votos, es cantidad irrenunciable para un sistema en donde la cuantificación reina. Una cuantificación que hoy día se reitera en otro ámbito: en el Congreso. Poco importa que sea el turno a lo que pomposamente se llama justicia, sino que se trata de los representantes del derecho institucionalizado, los jueces y quien los habrá de elegir, sino lo que importa es señalar con ese hecho un ejemplo de lo que se entiende y el ejercer de la democracia en este país, a posicionar desde la fuerza bruta del voto a legisladores confeccionados en listas sábanas ante la única realidad buscada: votos, quórum, cantidad y representación del populismo en el espacio legislativo.

Porque en la democracia la numeralidad que hace posible al número: manda.

Juan Oviedo

SiGesellnoticias

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